jueves, 19 de febrero de 2009


...En el mundo del soñador había soledad: todas las exaltaciones y alegrías llegaron en el momento de la preparación para la vida. Tuvieron lugar en soledad. Pero la acción llegó con la ansiedad y la sensación de insuperable esfuerzo realizado para que coincida con el sueño, y con ella vino el cansancio, el desaliento, y el vuelo en la soledad de nuevo. Y luego en la soledad, en el opio del recuerdo, la posibilidad del placer de nuevo...
“Hijos del albatros” Anaïs Nin